capacidades físicas
martes, 8 de julio de 2014
Resistencia
Por
resistencia entendemos normalmente la capacidad del deportista para soportar la
fatiga psicofísica.
La
resistencia psíquica se
define como la capacidad del deportista para soportar durante el mayor tiempo
posible un estímulo que invita a interrumpir la carga, y la resistencia física,
como la capacidad para soportar la fatiga que poseen el
organismo en su conjunto o algunos de sus sistemas parciales.
Importancia de la resistencia
La
capacidad de rendimiento en resistencia, en sus diferentes formas de
manifestación, desempeña un papel importante en casi todas las modalidades.
Tipos de resistencia
Resistencia general y
local
Resistencia
(muscular) general implica
más de una sexta o séptima parte del total de la musculatura esquelética (la
musculatura de una pierna, por ejemplo, supone casi una sexta parte de la masa
muscular en su conjunto) y está limitada sobre todo por el sistema
cardiovascular-respiratorio (limitación reflejada en el consumo máximo de
oxígeno y por el aprovechamiento periférico del oxígeno.
Resistencia
(muscular) local supone una
participación de entre algo menos de un séptimo y un sexto de la masa muscular
total, y está determinada no sólo por la resistencia general, sino también y
sobre todo por la fuerza específica, la capacidad anaeróbica y las
manifestaciones de la fuerza limitadas por la capacidad anaeróbica, como la
resistencia de velocidad, de la fuerza y de la fuerza rápida, también está
determinada por la calidad de la coordinación neuromuscular (técnica) específica
de la disciplina.
2)
Resistencia general y
específica.
Resistencia
general se refiere al estado de forma con independencia
de la modalidad deportiva.
Resistencia
específica se
refiere a la forma de manifestación específica de una modalidad deportiva.
3)
Resistencia aeróbica y anaeróbica.
Resistencia
aeróbica se
dispone de suficiente oxígeno para la combustión oxidativa de los productos
energéticos.
Resistencia
anaeróbica el aporte de oxígeno, debido a una
intensidad de carga elevada –sea por una frecuencia de movimientos elevada o
por una aplicación intensa de fuerza–, resulta insuficiente para la combustión
oxidativa, y el suministro energético tiene lugar sin oxidación.
4)
Resistencia a corto,
medio y largo plazo.
Dado
que en la práctica deportiva el suministro energético no se efectúa de forma
puramente oxidativa o Anoxidativa, sino en una mezcla de ambas formas
dependiendo de la carga y de la intensidad en el ámbito de la resistencia general
se acostumbra distinguir entre:
Resistencia
de corta duración (RCD)
se incluyen las cargas de resistencia máximas de entre 45 segundos y 2 minutos,
que se cubren sobre todo con el suministro energético anaeróbico.
Resistencia
de media duración (RMD)
es el segmento de una producción energética aeróbica creciente correspondiendo
a cargas de entre 2 y 8 minutos.
Resistencia
de larga duración (RLD) agrupa a todas las cargas que
superan los 8 minutos, basadas casi exclusivamente en la producción energética
aeróbica sobre la base de las diferentes
exigencias metabólicas
Esta
a su vez se divide en
RLD I
abarca los tiempos de carga hasta 30 minutos y se caracteriza por el predominio
del metabolismo de la glucosa.
RLD II cubre
los tiempos entre 30 y 90 minutos aquí
destacan el metabolismo tanto de la glucosa como de los lípidos, en una
relación mixta y dinámica que depende del tiempo.
RLD III
las cargas superiores a los 90 minutos, cuyo principal soporte energético es el
metabolismo de los lípidos.
5)
Resistencia de fuerza,
resistencia de fuerza rápida y resistencia
de velocidad.
Relación
mutua entre la resistencia y los otros dos factores físicos del
rendimiento, la fuerza y la velocidad.
6)
Resistencia dinámica y
estática.
Resistencia
dinámica se refiere al trabajo en movimiento.
Resistencia
estática al trabajo de sustentación.
Esquema de las diferentes formas de la capacidad de
rendimiento de resistencia.
Las formas de resistencia descritas muestran que no existe
una resistencia en sí, sino que desde el punto de vista metabólico encontramos
un gran número de formas mixtas de naturaleza aeróbica-anaeróbica, escalonadas
gradualmente en función de la modalidad, que ocupan el espacio entre las formas
“puras” de suministro energético aeróbico o anaeróbico entendidas como polos
opuestos.
Fundamentos
anatomo-fisiológicos del entrenamiento de resistencia
Para
comprender mejor el efecto de los diferentes métodos y contenidos de
entrenamiento, y para aplicar éstos de forma más selectiva, con vistas a
mejorar las diferentes capacidades de la resistencia, necesitamos conocer
suficientemente las regularidades deportivo-biológicas y fisiológicas que les
sirven de base. Para ello comenzaremos por la célula muscular, la base de la actividad deportiva.
Capacidad de rendimiento en resistencia dependiendo de la
composición de las fibras musculares (fibras ST o FT)
El
hombre posee dos tipos principales de fibras musculares:
Contracción
lenta (fibras ST o de tipo I)
Contracción
rápida (fibras FT o de tipo II).
La
distribución se sitúa normalmente en un 50 % de fibras FT y está determinada
por la herencia genética.
Suele darse relación estrecha entre el
porcentaje de fibras (aquí de fibras ST) y el consumo máximo de oxígeno, el
criterio básico de la capacidad de rendimiento en resistencia.
Capacidad de rendimiento en resistencia dependiendo de las
reservas energéticas celulares, la actividad enzimática y los mecanismos de
regulación hormonal
El
proceso de adaptación bioquímica provocado por el entrenamiento transcurre a
nivel celular en el orden siguiente:
•
Aumento de la concentración de productos energéticos,
•
Refuerzo de la actividad enzimática,
•
Perfeccionamiento de los mecanismos de regulación.
Capacidad de rendimiento en resistencia y reservas
energéticas celulares
Durante
el trabajo mecánico el músculo consume energía que obtiene de la combustión de
sustratos ricos en energía. Estos sustratos pueden encontrarse almacenados
directamente en la célula muscular en forma de glucógeno o gotas de triglicérido,
o bien son transportados por el torrente sanguíneo desde el depósito de glucógeno
del hígado o desde el tejido graso subcutáneo hasta la célula muscular que
trabaja.
El
glucógeno tiene una importancia crucial para el organismoen un doble sentido.
1) El
cerebro necesita constantemente glucosa (un descenso de la glucosa en sangre
debido al agotamiento del nivel de glucógeno en el hígado debilita la capacidad
de concentración y de coordinación)
2) En
situaciones de carencia de oxígeno sólo resulta posible la combustión de
glucosa, no la de grasa.
Consecuencias
de la carencia de hidratos de carbono
La
carencia de hidratos de carbono y el descenso del azúcar en la sangre reducen
no sólo la capacidad de rendimiento físico, sino también la capacidad de
rendimiento del sistema nervioso central; este último proceso se manifiesta en
forma de empeoramiento de las capacidades de percepción, anticipación y
reacción, menor velocidad de acción, pérdida de motivación y trastornos en el
ámbito de la regulación motora.
Capacidad
de rendimiento en resistencia y actividades enzimáticas celulares consecuencias
de la carencia de hidratos de carbono
Los
procesos de adaptación originados por el entrenamiento no transcurren aislados
unos de otros, sino en es
El
entrenamiento aeróbico asegura una cantidad elevada de enzimas oxidativas
(aeróbicas) y aumenta su velocidad metabólica a través de un incremento
considerable de su actividad. De esta forma se mejora el suministro energético
y la capacidad de resistencia contra la fatiga.
Cuanto mejor es la resistencia de
base del deportista, tanto más tarde supera el “umbral anaeróbico”,
criterio utilizado a menudo en la evaluación del rendimiento para medir la
capacidad de rendimiento aeróbico.
|
Mecanismo hormonal de regulación y capacidad de rendimiento
en resistencia
Los
procesos metabólicos en el organismo humano tienen lugar mediante procesos
reguladores hormonales, finamente ajustados y mejorables con el entrenamiento.
El trabajo de resistencia provoca diferentes cambios y síntomas de adaptación
del sistema hormonal que contribuyen a incrementar la capacidad de rendimiento.
1.
Hipertrofia de las glándulas productoras de hormonas
En
experimentos con animales se ha demostrado que los individuos entrenados
mejoran su capacidad de rendimiento hormonal a través de un aumento de tamaño
(hipertrofia) de las glándulas secretoras de hormonas.
2.
Economización
Un
entrenamiento de resistencia intensivo, en un período de entre 2 y 4 semanas,
provoca una clara reducción de la simpaticotonía y un aumento de la actividad.
La
misma figura muestra claramente que, con una mayor capacidad de rendimiento en
resistencia y con igual rendimiento, se produce no sólo una menor cantidad de
lactato, sino también una menor secreción de la hormona del estrés.
Capacidad
de rendimiento en resistencia y los parámetros cardiovasculares.
Como
hemos mencionado anteriormente todo estímulo de carga incide de forma primaria
sobre la célula, y el sistema cardiovascular es en este aspecto sólo un
mecanismo auxiliar, cuya tarea es la de satisfacer las necesidades del
metabolismo celular.
El
mantenimiento del equilibrio entre la necesidad de oxígeno de la célula
muscular y la oferta del mismo está asociado al siguiente sistema
•
Intercambio de gases en el pulmón (capacidad de difusión).
•
Corazón como bomba alimentadora.
•
Sangre como vehículo de transporte de oxígeno.
•
Lecho capilar (capacidad de intercambio).
Entrenamiento,
capilarización y regulación periférica
El
suministro de energía, es decir, su transformación en la célula muscular,
depende del transporte de oxígeno y sustrato hacia el músculo y de la
eliminación de los residuos metabólicos a través de los capilares. Así pues, el
aumento del riego sanguíneo debido a una mayor superficie de intercambio
capilar periférico es una característica esencial para la capacidad de rendimiento
metabólico del músculo.
Entrenamiento
y sangre.
Las
concentraciones relativas de
eritrocitos (glóbulos rojos) y hemoglobina (sustancia que da coloración roja a
los glóbulos; la porción se ocupa de la combinación con el oxígeno) y su
morfología no experimentan cambios significativos en el transcurso del
entrenamiento deportivo, en contraposición con lo que ocurre en el
entrenamiento en altura.
Entre
los sistemas tampón de la sangre figuran el sistema hemoglobina-oxihemoglobina,
la plasma proteína, los bicarbonatos y los fosfatos. La capacidad de tampón
global de estos sistemas.
Entrenamiento
y corazón.
El
músculo cardíaco, en contraposición con el músculo esquelético, mantiene una
actividad ininterrumpida. Por tanto, su trabajo de contracción depende casi
exclusivamente de la obtención de energía aeróbica, más económica.
La
especialización de la célula del músculo cardíaco se expresa en su
extraordinaria riqueza en mitocondrias (éstas suponen casi un 30 % del volumen
global de la célula, mientras que en el músculo esquelético, aun después de un
entrenamiento de la resistencia, suponen sólo un 5-10%) y en su modelo
enzimático, dispuesto específicamente para este propósito.
Entrenamiento
y pulmones
En
circunstancias normales, el volumen pulmonar y la capacidad de difusión no son
factores limitadores del rendimiento con cargas de resistencia.
Técnica
respiratoria
En
las modalidades de resistencia, la capacidad de rendimiento del deportista puede
verse obstaculizada en cierta medida por una técnica respiratoria defectuosa.
Como ritmo respiratorio se debería buscar, dependiendo de la carga, un ritmo
diferente entre la respiración y el paso.
Eliminación
del dióxido de carbono)
.
Métodos y contenidos del entrenamiento de la resistencia
Las
diferentes manifestaciones de la resistencia –de corta, media y larga duración–
plantean, desde el punto de vista de la fisiología del rendimiento, exigencias
diferentes a la capacidad aeróbica o anaeróbica que las limita. Para conseguir
un aumento de rendimiento eficaz en estas capacidades de la resistencia, se
deben utilizar aquellos métodos y contenidos de entrenamiento que se aproximen
a las exigencias metabólicas de la disciplina de competición y que puedan mejorarlas
de forma selectiva. Por tanto, una configuración óptima del entrenamiento
exige:
ENTRENAMIENTO
DE LAS PRINCIPALES CAPACIDADES MOTORAS
1.
El conocimiento de las exigencias metabólicas planteadas por cada una de las
capacidades de resistencia.
2.
El conocimiento de los efectos fisiológicos de los respectivos métodos y
contenidos de entrenamiento.
Para
asociar los diferentes métodos y contenidos de entrenamiento con las distintas
capacidades de la resistencia, clasificaremos a continuación los métodos de
entrenamiento analizando sus ámbitos de aplicación.
Desde
el punto de vista fisiológico, los métodos de entrenamiento de la resistencia
se pueden dividir en cuatro grupos principales:
El método continuo,
el método interválico, el método de
repeticiones y el método de
competición. Todas las demás formas, variantes y
combinaciones se pueden ubicar en este marco.
El
esquema clasificatorio, cuyos contenidos se
pueden completar a voluntad, muestra que ciertos métodos y contenidos de
entrenamiento ocupan posiciones intermedias dentro de los cuatro métodos
principales, y pueden incluirse en apartados diferentes dependiendo de sus
modalidades de realización.
Efecto
del método continúo
En
el método continuo, el interés se centra en la mejora
de la capacidad aeróbica.
Los
factores que limitan el rendimiento de la capacidad aeróbica son:
•
Reservas suficientes de glucógeno: su nivel es decisivo para conseguir la
máxima intensidad de carrera posible durante un tiempo de carga prolongado;
•
Nivel suficiente de actividad enzimática del metabolismo aeróbico, sobre todo
de degradación de hidratos de carbono y ácidos grasos
•
Condiciones suficientes en el ámbito del sistema cardiovascular: aquí interesan
sobre todo la hipertrofia cardíaca y la capilarización de la musculatura de
trabajo.
•
Cantidad suficiente de sangre, como medio de transporte de oxígeno y para
mejorar la capacidad tampón.
Método continuo intensivo
Para
activar el metabolismo de la glucosa mediante el método continuo y conseguir un
mayor grado de agotamiento de las reservas de glucógeno, con la correspondiente
y acentuada supercompensación, se aplica el método
continuo intensivo, si bien con grandes precauciones y no muy
a menudo.
Con
el método continuo intensivo se trabaja en
el ámbito del “umbral anaeróbico” situado en un nivel de lactato de 4 mmol/l.
Como
muestra la figura 82, con carreras intensas la superación del “umbral
anaeróbico” depende del estado de entrenamiento.
Cuanto
mejor está entrenado un deportista, tanto más tarde se supera el umbral
anaeróbico.
En
personas no entrenadas el inicio del ascenso del lactato se sitúa en torno al
40-60 % de la capacidad de consumo máximo de oxígeno.
El
umbral anaeróbico nos informa de los efectos del
entrenamiento sobre el porcentaje aprovechable del
consumo máximo de oxígeno para las cargas de resistencia. Este dato interesa
para la práctica en la medida en que el entrenamiento puede mejorar la
capacidad de consumo máximo de oxígeno sólo hasta un 15-20 %, y sin embargo
puede mejorar hasta un 45 % la capacidad para aprovechar un porcentaje elevado
de este consumo máximo de oxígeno.
Efectos
del método interválico
El
entrenamiento interválico extensivo se
caracteriza por un volumen elevado y una intensidad relativamente escasa, y el intensivo,
por un volumen relativamente escaso y una intensidad elevada
Regla
básica: al principio la duración de la pausa al trote debería ser idéntica a la
del recorrido de velocidad.
Posteriormente
se puede acortar a la mitad la distancia para la pausa al trote o incluso a la
décima parte con carreras prolongadas a
velocidad constante. No obstante, esta forma de proceder no resulta adecuada
para el ámbito juvenil, pues niños y jóvenes necesitan tiempos de recuperación
suficientes.
Efectos
del método de repeticiones
• Fundamentos generales
El
contenido del método de repeticiones consiste en recorrer de forma repetida una
distancia elegida, con la velocidad máxima posible y efectuando una recuperación
completa después de cada carrera. El método se
aplica de igual forma para trabajar la resistencia de velocidad y la resistencia
de corta, media y larga duración. Dado el elevado nivel de intensidad, el
número de repeticiones posible es reducido.
• Espectro de efectos fisiológicos del método de
repeticiones
En
este método de entrenamiento todos los parámetros de rendimiento de los
sistemas respiratorio, cardiovascular y metabólico vuelven a la situación de
partida debido a la recuperación completa que
tiene lugar entre las diferentes cargas. En las sucesivas cargas se pasa
repetidamente por todos los procesos de regulación. Por este motivo, el método
de repeticiones trabaja de forma muy concreta la articulación mutua fluida de
todos los mecanismos de regulación determinantes para el rendimiento.
Así pues, el
método de repeticiones es un procedimiento muy eficaz para mejorar la
resistencia específica, y contribuye de una forma especialmente compleja,
pero regulable al mínimo detalle, a mejorar los mecanismos y capacidades de
regulación de los sistemas cardiovascular, respiratorio y metabólico.
|
Efecto
del método de competición
El
concepto método de competición sólo
está justificado si como procedimiento metodológico se utiliza, de forma intencionada,
una sucesión densa de competiciones, a la manera de un bloque. Por ejemplo, un
corredor de 800 m tiene que disputar en una semana varias competiciones distancias
no coinciden con su distancia propia habitual, esto es, son superiores o
inferiores (over/under distance
running). Con este método –reservado exclusivamente
al deporte de rendimiento– las competiciones se utilizan como contenidos de
entrenamiento; sirven para agotar plenamente los potenciales funcionales y a su
término deben generar una supercompensación a través de una fase de
recuperación prolongada. El método de competición se utiliza, pues,
exclusivamente como preparación para el punto álgido de la temporada.
El
método de competición es el método de entrenamiento más complejo, pues
trabaja todas las capacidades específicas de la modalidad en cuestión.
|
Exigencias
de la resistencia de corta, media y larga duración
Exigencias
de la resistencia de corta duración (Cargas entre 45 s y 2 min)
Recurre
en gran medida al suministro energético anaeróbico.
A
la vez se puede ver en este contexto la importancia que tiene la capacidad
aeróbica (resistencia de base) para un desarrollo óptimo de la resistencia a
corto plazo.
Los
siguientes factores se consideran decisivos para el suministro energético
•
El nivel de las reservas de glucógeno celulares.
•
La capacidad metabólica de las enzimas de la glucólisis anaeróbica.
•
La capacidad de estas enzimas para trabajar incluso con un alto grado de
acidosis producida por la carga.
Los
métodos y contenidos de entrenamiento apropiados para su desarrollo son:
•
Método de competición,
•
Método de repeticiones (con una duración de la carga en torno al máximo de la
glucólisis anaeróbica),
•
Método interválico a corto plazo de carácter intensivo, carreras de velocidad
variable, carreras cuesta arriba.
Exigencias
de la resistencia de media duración (2-8 min)
La
resistencia de media duración exige, dependiendo de la distancia recorrida, un
porcentaje de suministro energético anaeróbico o aeróbico de un 20-80 %. En
distancias entre 800 y 1.200 m el porcentaje de las capacidades aeróbica y
anaeróbica se sitúa en un 50 % aproximadamente
Como
factores decisivos de la resistencia de media duración se consideran:
•
El nivel de la capacidad anaeróbica .
•
El nivel de la capacidad aeróbica: la capacidad aeróbica está limitada sobre
todo por los parámetros cardiovasculares (incluidos la capilarización y el
aumento del volumen sanguíneo) y metabólicos (reservas energéticas y capacidad
mitocondrial) Entre los métodos y contenidos de entrenamiento para el
desarrollo de la resistencia de media duración figuran los destinados a mejorar
las capacidades anaeróbica y sobre todo
aeróbica. A los métodos y contenidos anaeróbicos ya mencionados se añaden el
método continuo –con sus correspondientes contenidos– y los métodos
interválicos de media y larga duración.
Exigencias
planteadas a la resistencia de larga duración.
En
la resistencia de larga duración, el papel limitador del rendimiento lo
desempeña sobre todo la capacidad aeróbica.
En
los ámbitos de la resistencia de larga duración
II
(30-90 min) y sobre todo III (más de 90 min), con producción de energía
aeróbica, la oxidación de ácidos grasos libres (AGL) ocupa un lugar cada vez
más importante junto a la combustión de hidratos de carbono. Para las cargas de
intensidad media los lípidos pueden suministrar hasta un 70 %
de la energía de trabajo.
Los
lípidos se ofrecen a los músculos que trabajan bajo muchas formas: AGL, triglicéridos,
cuerpos cetónicos. No obstante, el sustrato principal para cubrir el aumento de
necesidades energéticas durante las cargas prolongadas lo proporcionan los
ácidos grasos libres. Interesa señalar aquí que, en función del estado de
entrenamiento del deportista, se pueden quemar también AGL incluso en ámbitos
de intensidad elevados en deportistas bien entrenados
Principios metodológicos del entrenamiento de la
resistencia.
•
La capacidad de rendimiento en resistencia tiene su fundamento en la
resistencia general (resistencia de base) y en la específica. La resistencia de
base, que se adquiere a través de un entrenamiento de resistencia centrado
sobre todo en el volumen y sólo en segundo término en la intensidad, constituye
el fundamento de dicha resistencia específica, pues en relación con los parámetros
cardiocirculatorios y metabólicos crea las condiciones para las cargas intensas
y para una regeneración rápida después de la carga.
•
En el entrenamiento de principiantes y en la pretemporada I es preferible
utilizar los métodos continuos e interválico extensivo, con sus
correspondientes contenidos.
•
En el entrenamiento de deportistas avanzados y en la pretemporada II, aumenta
el uso de métodos y contenidos intensivos. No obstante, en el proceso de
entrenamiento a largo plazo el trabajo sigue enfocándose hacia la mejora de la
resistencia de base, constituyendo el volumen el centro de las prioridades.
•
En el entrenamiento de alto rendimiento y en el período de competición debe
darse preferencia, después de la correspondiente preparación, al entrenamiento
de la resistencia enfocado a la intensidad.
•
Cuanto mayor es la capacidad de rendimiento en resistencia, mayor es la
necesidad de intensificar y variar la carga; sólo de esta forma se puede
conseguir nuevos síntomas de adaptación y, por tanto, mejoras del rendimiento.
Indicación: entrenamiento de la resistencia como entrenamiento
para la salud
El
entrenamiento de la resistencia desempeña un papel extraordinariamente
importante en el ámbito de la prevención de enfermedades cardiocirculatorias y
derivadas de la carencia de movimiento.
Entrenamiento
de la resistencia en la primera y segunda fase puberal (pubescencia y
adolescencia)
La
entrenabilidad máxima se da en los niños
sobre todo en los períodos de crecimiento acelerado.
Dado
que el organismo infantil experimenta los cambios más radicales en la pubertad,
la capacidad de adaptación y por tanto la entrenabilidad son máximas en este
momento. El desarrollo de las características físicas como la resistencia y la
fuerza es excelente, debido al aumento de peso y estatura producido por el
crecimiento
En
este sentido, el desarrollo de la resistencia tiene su momento de
entrenabilidad óptimo sobre todo en el momento del empujón del crecimiento
longitudinal, con varias circunstancias asociadas: una relación favorable entre
corazón y peso corporal, el desarrollo del crecimiento en anchura (segunda fase
puberal) y un fuerte aumento de la musculatura
El
desarrollo pleno de la capacidad de rendimiento en resistencia no se alcanza si
en la época de la pubescencia no se trabaja suficientemente la capacidad de adaptación
funcional.
Así
pues, el entrenamiento en esta edad es un factor decisivo para la posterior
capacidad de rendimiento sobre todo porque en este momento se dispone de una
elevada capacidad de carga y tolerancia ante ésta.
Dado
que en la pubescencia, y sobre todo en la adolescencia, la capacidad anaeróbica
aumenta de forma significativa se puede utilizar
en este momento métodos y contenidos de entrenamiento orientados hacia la
mejora selectiva de la capacidad de resistencia anaeróbica. No obstante, estos métodos
y contenidos deberían dosificarse y aplicarse de forma limitada y muy
específica. Hacia el final de la adolescencia se dan ya las condiciones de
carga que permiten un nuevo incremento de la intensidad y del volumen, y por
tanto, una creciente aproximación al entrenamiento de los adultos.
Fuerza.
Una
definición precisa de “fuerza”, que abarque sus aspectos tanto físicos como
psíquicos, presenta, al contrario que su determinación física (mecánica),
dificultades considerables debido a la extraordinaria variedad existente en cuanto
a los tipos de fuerza, de trabajo y de contracción muscular, y a los múltiples
factores que influyen en este complejo.
Por
ello, la precisión del concepto “fuerza” sólo resulta posible en relación con
las siguientes formas de manifestación de la fuerza.
Tipos de fuerza.
Antes
de clasificar en detalle los tipos de fuerza
debemos señalar que, en principio, la fuerza y sus diferentes formas de
manifestación se pueden examinar en todo momento desde el punto de vista de la fuerza
general y específica.
Fuerza general entendemos
la fuerza de todos los grupos musculares, con independencia de la modalidad deportiva
practicada.
Fuerza específica
la forma de manifestación típica de una modalidad determinada,
así como su correlato muscular específico (esto es, los grupos musculares que
participan en un determinado movimiento muscular).
Fuerza
máxima
La
fuerza máxima es la máxima fuerza posible que el sistema neuromuscular es capaz
de ejercer en contracción máxima voluntaria.
En
cuanto a la fuerza máxima, distinguimos entre fuerza máxima estática
y dinámica.
La fuerza máxima estática
Según
Frey es la fuerza máxima que el
sistemaneuromuscular es capaz de ejercer con contracción voluntaria contra una
resistencia insuperable.
La fuerza máxima dinámica
Es
la fuerza máxima que el sistema neuromuscular es capaz de realizar con
contracción voluntaria dentro de una secuencia motora.
La
mejora de la coordinación intramuscular permite,
por tanto, un incremento de la fuerza sin aumento sustancial de la sección
transversa y del peso, hecho importante sobre todo en las modalidades que
necesitan una aceleración del propio peso corporal, como, por ejemplo, el
salto de altura.
|
Desde
el punto de vista energético, el papel decisivo en el desarrollo de la fuerza
máxima lo desempeñan los fosfatos
ricos en energía (ATP, PC), pues el momento de desarrollo de
la fuerza máxima tiene lugar en fracciones de segundo o en unos pocos segundos:
una carga máxima realizada hasta el agotamiento origina rápidamente una
acidosis intracelular (aumento del lactato) y por tanto una caída del rendimiento
en ámbitos submáximos
Fuerza
rápida
La
fuerza rápida tiene que ver con la capacidad del sistema neuromuscular para
mover el cuerpo, partes del cuerpo (p. ej., brazos, piernas) u objetos (p.
ej., balones, pesos, jabalinas, discos, etc.) con velocidad máxima.
|
En
una misma persona la fuerza rápida puede presentar diferentes grados de manifestación
en las diferentes extremidades (brazos, piernas).
Un
deportista puede disponer de movimientos rápidos en los brazos (p. ej., un
boxeador), pero lentos en las piernas.
Los
movimientos de fuerza rápida están regulados mediante programas, esto es,
transcurren según un programa almacenado en el sistema nervioso central. Para
los movimientos de fuerza rápida los deportistas con talento presentan un
programa motor o temporal llamado “corto”, y los menos dotados uno “largo”.
El
entrenamiento puede mejorar estos programas temporales dentro de unos ciertos
límites.
Resistencia
de fuerza
La
resistencia de la fuerza es, según Harre, la capacidad del organismo para soportar
la fatiga con rendimientos de fuerza prolongados. Los criterios de la
resistencia de fuerza son la intensidad del estímulo (en porcentaje de la
fuerza de contracción máxima) y el volumen del estímulo (suma de las repeticiones).
El tipo de suministro energético es resultado de la intensidad de la fuerza,
del volumen y la duración del estímulo.
Las
capacidades de resistencia de fuerza deberían enfocarse, según Neumann. Sobre todo hacia una adaptación en cuanto al
potencial de fuerza de las fibras musculares lentas (de funcionamiento
oxidativo) y rápidas.
Esto
incluye, en su opinión, transformaciones de los programas neuromusculares reguladores
y de las estructuras contráctiles del músculo.
•
Las capacidades de resistencia de fuerza son un factor determinante para el
rendimiento en todas las modalidades de resistencia con una delimitación clara,
específica de la disciplina y con una importancia creciente.
•
Un entrenamiento eficaz de la resistencia de fuerza tiene que garantizar sobre
todo un desarrollo diferenciado de las capacidades de fuerza propias de la
disciplina para obtener rendimientos (de propulsión) elevados en el arranque,
durante el trayecto (distancia) y en el esprint final.
Formas
especiales
A
la fuerza máxima, la fuerza rápida y la resistencia de fuerza añade Freylas
siguientes formas especiales de la fuerza:
•
Fuerza límite: entendemos por fuerza límite la fuerza máxima voluntaria más
las reservas de rendimiento que se pueden liberar mediante
componentes psíquicos (y fármacos).
•
Fuerza absoluta: desarrollo de fuerza con independencia del peso corporal.
•
Fuerza relativa: alude al desarrollo de fuerza en función del peso corporal.
Tipos de
trabajo muscular
Distinguimos
los siguientes tipos de trabajo muscular: de superación,
de aflojamiento, de permanencia y
combinad.
a)
El trabajo muscular propulsor –predominante
en la mayoría de las secuencias motoras deportivas– permite mover mediante
acortamiento muscular el peso del propio cuerpo o pesos ajenos al cuerpo, o
también superar resistencias.
b)
El trabajo muscular de frenado –que
sirve para amortiguar saltos o para ejecutar movimientos de preparación– se
caracteriza por el aumento de longitud del músculo, con efecto contrario
activo.
c)
El trabajo muscular estático sirve
para la fijación de determinadas posturas del cuerpo o de las extremidades. Se
caracteriza por la contracción sin acortamiento del músculo.
d)
Finalmente, el trabajo muscular combinado se
caracteriza por elementos de los tres tipos anteriores.
Tipos de
contracción muscular
Distinguimos
entre contracción isotónica,
isométrica y auxotónica.
El
músculo se compone de elementos elásticos y
contráctiles. Dependiendo del tipo de contracción muscular
varía el comportamiento de contracción o estiramiento de los elementos participantes.
En
la contracción muscular isotónica los
elementos contráctiles del músculo se contraen, mientras que los elásticos no
varían su longitud. De esta forma se produce un acortamiento del músculo.
En
la contracción muscular isométrica se
produce igualmente una contracción de los elementos contráctiles; sin embargo,
los elásticos se estiran, de forma que desde fuera no se percibe un
acortamiento muscular.
La
contracción muscular auxotónica es
una combinación de los trabajos isométrico e isotónico. El sistema
neuromuscular es capaz de adecuarse, con
procesos muy complejos de activación-desactivación de unidades neuromusculares,
a momentos de fuerza cambiantes de las cargas y a cambios de velocidad
específicos del movimiento.
La
contracción muscular auxotónica es la forma más frecuenteen el ámbito del
deporte.
|
Importancia
de la fuerza
1.
Para aumentar la capacidad de rendimiento específica en una
modalidad deportiva.
Dado
que la fuerza es, en sus diferentes formas de manifestación –fuerza máxima,
fuerza rápida y resistencia de fuerza–, un factor más o menos determinante para
el rendimiento en casi todas las modalidades, su desarrollo de forma específica
en cada modalidad merece un grado de atención considerable.
Además
de su importancia para la capacidad de rendimiento inmediata en cada modalidad,
el entrenamiento selectivo de la fuerza cumple una función importante en otros
ámbitos:
•
Para perfeccionar las condiciones técnico-físicas aumentando su eficacia. Este
aspecto es especialmente importante en las modalidades de juego, como, por
ejemplo, en fútbol: entrada, carga, regate y similares.
•
Para la preparación física general en el sentido de mejorar la capacidad de
imponerse, esto es, comportarse de modo eficaz en el uno contra uno.
2.
Como profilaxis de lesiones
Una
musculatura bien o suficientemente desarrollada es la protección más eficaz del
aparato locomotor. Sin el apoyo de la musculatura, las cápsulas articulares y
ligamentos no son capaces de amortiguar las enormes fuerzas que actúan sobre el
aparato locomotor durante la competición encontró en los músculos más fuertes
una resistencia superior ante las roturas; en el ejemplo de los extensores de
la pierna, más fuertes que los flexores, dicha resistencia era un 20 % mayor. Los
desequilibrios en la fuerza de grupos musculares antagónicos –el ejemplo más
habitual es el de los músculos abdominales frente a los de la espalda– son
causa frecuente de lesiones que pueden poner en peligro la consolidación a
largo plazo del rendimiento y de la capacidad de carga.
3.
Entrenamiento de la fuerza en el sentido de una profilaxis postural
En
la época actual, poco amiga del movimiento, que impone horarios tan prolongados
de vida sedentaria (en la escuela y en el trabajo), una gran parte de los
escolares padecen debilidades posturales por falta de un desarrollo suficiente de
la musculatura del tronco.
Por
este motivo, en el entrenamiento de niños y jóvenes tiene que plantearse la optimización
no sólo de la musculatura de rendimiento o funcional, sino también, en buena
medida, de la musculatura postural. De esta forma se previenen a su debido
tiempo y de forma eficaz los dolores en la zona lumbar, típicos de muchos
deportistas (jugadores, entre otros), que presentan en su cuadro etiológico un
desarrollo insuficiente de la musculatura del abdomen y la espalda.
Interacciones
de la fuerza con otras capacidades motoras
Fuerza y
velocidad
Como
hemos expuesto ya en el apartado de la fuerza rápida, la velocidad (cíclica y
acíclica) se encuentra en estrecha correlación con un programa temporal corto y
con el correspondiente espectro de fibras musculares (porcentaje y fuerza de
las fibras musculares de contracción rápida, sobre todo de las fibras II b). La
fuerza rápida y la velocidad dependen, pues, en gran medida de las relaciones
de fuerza existentes.
El
aumento de la velocidad de contracción que tiene lugar al aumentar la fuerza se
basa en los siguientes hechos fisiológicos del músculo: en el proceso de
contracción, los elementos contráctiles forman entre sí de manera transitoria
puentes cruzados, que les permiten, a modo de un telescopio, deslizarse unos
entre otros y acortar el músculo. Cuanto mayor es, por una parte, el número de puentes
cruzados por unidad de tiempo, mayor es la fuerza muscular desarrollada: una
de las condiciones básicas para una contracción rápida.
Fuerza y
flexibilidad
La
flexibilidad no experimenta cambios significativos como consecuencia de un
aumento o un retroceso de la fuerza.
No
obstante, un aumento de la flexibilidad con desarrollo simultáneo y marcado de
los músculos que rodean las articulaciones (como ocurre, p. ej., en gimnasia de
aparatos) requiere un volumen considerable de ejercicios de estiramiento y
relajación. Sólo si aumenta de forma extraordinaria la masa muscular (como ocurre,
p. ej., en el levantador de pesas) y si se descuidan los ejercicios
compensatorios, se puede producir una restricción motora de origen en parte
mecánico.
Fuerza y
capacidades coordinativas
El
aumento de la fuerza no influye de forma negativa sobre las capacidades
coordinativas. No obstante, después de un entrenamiento de fuerza tenemos que
contar con una restricción de la coordinación motora fina. Un entrenamiento exclusivamente
de fuerza sin trabajo coordinativo paralelo específico de la disciplina plantea
una serie de riesgos.
Fuerza y
resistencia (larga duración)
Con
el incremento de la sección transversa del músculo desciende el rendimiento en
resistencia debido a las desfavorables condiciones que se crean para la
difusión, el intercambio y la evacuación de sustratos, oxígeno y residuos del
metabolismo.
Los
correlatos orgánicos que sirven de base a la fuerza y a la resistencia no se
pueden desarrollar de forma máxima y simultánea. La expresión coloquial “no
puede correr de pura fuerza” indica que el objetivo de alcanzar un alto grado de
las capacidades físicas sólo se puede lograr de una manera.
No
obstante, trabajar con el método de repeticiones contra resistencias elevadas
(50 % y más de la fuerza máxima) no disminuye la capacidad; como aquí la resistencia
de fuerza adquiere un papel relevante, el
deportista que posea un mayor nivel de fuerza máxima efectuará un mayor número
de repeticiones.
Fundamentos
anatomo-fisiológicos del entrenamiento de la fuerza
Entrenabilidad
de los músculos
En
la edad infantil la entrenabilidad apenas conoce diferencias relevantes entre
ambos sexos. Con el paso de los años aumenta de forma notable en los varones,
alcanzando su punto álgido entre los 20 y los 30 años de vida, para caer a
continuación de forma rápida. En el sexo femenino los cambios de la entrenabilidad
son relativamente escasos con el transcurso de los años.
El
aumento más marcado de la entrenabilidad de la fuerza se puede comprobar en el
ámbito de la pubescencia y la adolescencia
El
período es entre los 12 y 14 años en especial, pues en este momento, según una serie
de estudios efectuados en América, el porcentaje de las llamadas fibras
intermedias que no pertenecen claramente
a las ST, de contracción lenta (I) ni a las FT, de contracción rápida (II)–
alcanza un
14
% en los chicos y un 10 % en las chicas. Con el correspondiente entrenamiento,
estas fibras pueden transformarse en fibras ST o FT. Esta circunstancia debería
aprovecharse en el sentido de un entrenamiento acentuado de la fuerza rápida,
pues posteriormente la transformación de fibras ST en FT resulta ya imposible
(al contrario que las de FT en ST).
Fuerza y
secreción de hormona sexual en el transcurso de la vida en relación con la edad
y el sexo.
En
la figura 136 se observa que la fuerza de chicos y chicas es prácticamente igual
en la edad infantil –más o menos hasta el duodécimo año de vida.
Con
el paso de los años, la fuerza de los chicos aumenta rápidamente –en las chicas
este ascenso es moderado–, para alcanzar el nivel máximo entre los 20 y los 30
años. En etapas posteriores, la fuerza disminuye de forma progresiva.
Efectos
del entrenamiento de la fuerza sobre el sistema neuromuscular
Incremento de las reservas energéticas y de las enzimas del
metabolismo anaeróbico
Un
entrenamiento intenso de la fuerza produce no sólo cambios en la fuerza del músculo,
a través de diferentes mecanismos morfológicos y coordinativos, sino también un
aumento de sus reservas de glucógeno y fosfocreatina
Dependiendo
del tipo de entrenamiento de fuerza, las reservas de fosfocreatina se pueden incrementar
entre un 20 % y un 75 %.
Optimización de la coordinación intramuscular e intermuscular
Como
muestra la práctica deportiva, el aumento de la fuerza se produce nada más
iniciarse su entrenamiento.
Como
el aumento de la masa muscular requiere algo más de tiempo (necesita un entrenamiento
de varias semanas de duración), el aumento de la fuerza se explica
necesariamente por las mejoras del rendimiento coordinativo. Sólo en el
transcurso posterior de un entrenamiento de este tipo se produce el ascenso de
la fuerza por el incremento de la sección transversa de la fibra, y por tanto del
músculo en su conjunto
Con
la misma masa muscular, esto es, con la misma sección transversa del músculo, el
deportista con la mejor coordinación intramuscular e intermuscular será el que pueda
desarrollar un mayor nivel de fuerza.
Mejora de la inervación intramuscular
La
mejora del rendimiento coordinativo intramuscular se explica por una mejora de
la inervación, es decir, con una contracción voluntaria se puede contraer más
fibras musculares de forma sincrónica.
Importante.
En movimientos balísticos rápidos, todos los tipos de fibras
musculares participantes inician su contracción en el mismo momento, pero
alcanzan su grado máximo de contracción en momentos diferentes, pues
necesitan tiempos distintos para desarrollar su máximo de fuerza.
|
Mejora de
la inervación intermuscular
El
aumento del rendimiento coordinativo intermuscular se explica por la mejor
interacción de los grupos musculares participantes en un movimiento deportivo.
Aquí el papel importante lo desempeñan tanto los agonistas como los
antagonistas.
Al
mejorar la coordinación intermuscular, los músculos trabajan de forma más
eficaz y económica.
Un
deportista bien entrenado no sólo utiliza los músculos importantes para una
modalidad, sino que los inerva de la forma más adecuada a la carga en
comparación con un deportista no entrenado.
Aumento
del número de fibras musculares (hiperplasia)
La
cuestión de la multiplicación celular (hiperplasia), hasta la fecha un punto de
fuerte polémica, se puede responder afirmativamente en la actualidad con un
alto grado de probabilidad. En un gran número de experimentos con animales, y
en una serie de estudios efectuados con culturistas y levantadores de pesas, se
ha constatado, directa o indirectamente, que la mera hipertrofia no puede explicar
el aumento demostrable de la sección transversa de los músculos después de un
entrenamiento específico de la fuerza.
La
hiperplasia muscular se ha observado no sólo con entrenamientos de fuerza extremos,
sino también en procesos de crecimiento muscular y de regeneración muscular después
de una lesión.
Factores
que influyen sobre la fuerza momentánea
Motivación,
estrés emocional, hipnosis
La
capacidad de rendimiento del hombre se puede clasificar en varios ámbitos, cuya
movilización requiere diferentes niveles de voluntad.
Los
ámbitos de los rendimientos automatizados (hasta un 15 %) y de la
disponibilidad fisiológica para el rendimiento (15-35 %) exigen, según Hettinger
(1966, 32), esfuerzos escasos o medianos de voluntad. La movilización de las
reservas de uso habituales (35-65 %) necesita esfuerzos considerables de voluntad
y va unida a una fatiga relativamente intensa. Finalmente, las reservas
protegidas de forma autónoma (65-100 %) son un ámbito accesible solamente a
través de estados emocionales, hipnosis o fármacos (p. ej., dopaje). Se trata
aquí de rendimientos que pueden producir, en determinadas circunstancias, el
agotamiento total. Hettinger denomina umbral de movilización el límite entre
los ámbitos de las reservas de uso habituales y de las reservas protegidas de
forma autónoma.
Factores
que influyen sobre el aumento de la fuerza producido por el entrenamiento.
Ganancia
o pérdida de fuerza dependiendo del período de adquisición
En
reposo absoluto el músculo puede perder hasta un 30 % de su fuerza en el
transcurso de una semana.
Se
ha constatado además que la fuerza adquirida permanece durante más tiempo si el
aumento es resultado no sólo de la inervación de más unidades motoras, sino
también de un crecimiento de la masa muscular.
Adquisición
de fuerza dependiendo del nivel inicial
El
efecto del entrenamiento depende del nivel inicial.
El
recorrido de la curva muestra que los porcentajes de aumento mayores se
consiguen al inicio de un entrenamiento.
Fuerza
inicial = fuerza máxima al inicio del entrenamiento.
Fuerza
relativa = fuerza máxima durante el proceso de entrenamiento.
Fuerza
límite = fuerza máxima individual que se puede conseguir una vez terminado el
proceso de entrenamiento
Adquisición
de fuerza dependiendo de la realización de contracciones unilaterales o
bilaterales.
Si
se practica una contracción muscular unilateral (p. ej., de una sola pierna) se
produce un aumento significativo de la actividad, mientras que la contracción
bilateral provoca una caída. Se supone que las contracciones máximas unilaterales
y bilaterales (isométricas) se caracterizan a nivel neuromuscular por diferentes
esquemas de reclutamiento y/o de frecuencia. Además parece existir una
secuencia diferente de la coordinación intermuscular.
Adquisición
de fuerza dependiendo del volumen, o sea, de la duración de las contracciones
musculares.
El
aumento del rendimiento no discurre de forma lineal y en paralelo a la cantidad
de entrenamiento, pero con un volumen elevado se consigue un ascenso más rápido
(en condiciones por lo demás iguales) que con un volumen escaso.
Las
contracciones musculares de hasta 30 s de duración conducen en menos tiempo a
la fuerza límite que las contracciones de 1 s.
Adquisición
de fuerza dependiendo de la calidad del entrenamiento.
La
calidad de entrenamiento se refiere, entre otros aspectos, a la relación entre
intensidad y volumen. Si el entrenamiento de la fuerza busca alcanzar la fuerza
límite con la mayor rapidez posible, la intensidad (fuerza de la contracción
muscular) tiene preferencia frente al volumen
(cantidad).
Como ha demostrado Mellerowicz en un
experimento con gemelos, el aumento del rendimiento, con un trabajo físicamente
idéntico, es mayor si se entrena con intensidad elevada y volumen escaso que si
se entrena con poca intensidad y con mucho volumen.
Adquisición
de fuerza dependiendo de la frecuencia de entrenamiento.
La
frecuencia de entrenamiento es un factor muy importantepara la velocidad del
ascenso de la fuerza.
Para
aprovechar este efecto favorable y optimizar la adquisición de fuerza hemos de
buscar el entrenamiento diario (en determinadas circunstancias dos veces al
día).
Después
de un intervalo de 14 días sin entrenar no se observa efecto alguno del estímulo
de entrenamiento previo; por tanto, podemos asumir que después de un estímulo
de entrenamiento único la fuerza asciende de forma parabólica, para descender
progresivamente.
Adquisición
de fuerza dependiendo del método y de la modalidad de realización del
entrenamiento
No
todos los métodos de entrenamiento producen un ascenso de la fuerza igualmente
rápido.
Como
criterio general consideramos que los métodos de entrenamiento pueden producir,
dependiendo de la modalidad de realización, un efecto a corto, medio y largo
plazo.
El
ascenso rápido de la fuerza lo producen sobre todo los métodos que mejoran rápidamente,
sin hipertrofia, la capacidad de rendimiento neuromuscular. Se trata de métodos
basados en un trabajo explosivo, pliométrico o excéntrico, con picos de carga
elevados.
Adquisición
de fuerza dependiendo de la utilización y del orden de los contenidos de
entrenamiento
La
relación entre los contenidos de entrenamiento, en el sentido de una sucesión
ordenada, modifica igualmente, según Adam/Verjoyanski el efecto de los ejercicios
utilizados y la calidad de la fuerza adquirida. Por ejemplo, un ejercicio
intensivo a corto plazo con unas halteras, seguido de ejercicios de salto,
tiene un efecto sobre la fuerza rápida mayor en este orden que en el orden
inverso.
Adquisición
de fuerza dependiendo de efectos de entrenamiento contralaterales y de
contracciones suplementarias
Al
entrenar, por ejemplo, el brazo izquierdo, aumenta también la fuerza del brazo
derecho debido al efecto contralateral
Se
cree que las fibras del bulbo raquídeo que no se cruzan hacia el lado
contrario un 10 % aproximadamente–
influyen directamente sobre los músculos homolaterales.
Adquisición
de fuerza dependiendo de factores endógenos
Los
efectos del entrenamiento y el aumento del rendimiento están determinados por
la edad, el sexo y la constitución física. Una constitución atlética conseguirá
siempre un aumento de la fuerza con mayor rapidez y facilidad que una constitución
asténica o pícnica debido a la mayor reserva de fibras musculares; dicha reserva
está determinada genéticamente y se expresa en una mayor sección transversa y
en una mayor presencia de fibras musculares de contracción rápida, que
responden particularmente bien ante el entrenamiento de la fuerza.
Adquisición
de fuerza dependiendo de factores exógenos.
1.
Nutrición
La
nutrición desempeña un papel importante para optimizar la adquisición de
fuerza, conviene que el aporte proteíco
de la dieta diaria sea elevado (hasta 3-3,5 g aproximadamente por kilogramo de
peso corporal). Los concentrados de proteínas interesan por la reducción del volumen de ingesta y
porque la formación de estructuras proteícas contráctiles se enriquece con
aminoácidos esenciales (no producidos por el propio cuerpo).
2.
Época del año
El
efecto de entrenamiento presenta diferencias considerables en el transcurso del
año.
Como
causa de las diferencias en el efecto del entrenamiento, Hettinger (1986, 89)
menciona la radiación ultravioleta, cuyo nivel máximo se alcanza en los meses
de julio y agosto. El hecho de que el pico de crecimiento de la fuerza se sitúe
en septiembre lo explica por el efecto retardado de la radiación ultravioleta.
El
mecanismo de incidencia de la radiación ultravioleta discurre posiblemente a
través de las glándulas suprarrenales; por lo general se acepta que allí se
produce una movilización de las hormonas sexuales masculinas, con la consiguiente
mejora de la capacidad de entrenamiento
La
pérdida de este efecto de entrenamiento en los meses de invierno se puede compensar
con radiación ultravioleta artificial. Conviene señalar que el efecto de mejora
del rendimiento a través de la radiación ultravioleta sólo se produce si se
llega a la formación de eritema (enrojecimiento de la piel.
Métodos y contenidos del entrenamiento de la fuerza.
La
práctica del entrenamiento plantea, dependiendo de la modalidad, los siguientes
interrogantes en relación con el tipo de entrenamiento de la fuerza, con los
métodos y los contenidos.
•
¿Se necesita un entrenamiento de la fuerza general o específico?
•
¿Se necesita fuerza máxima, fuerza rápida o resistencia de la fuerza?
•
¿Interesa enfocar el trabajo de entrenamiento hacia la mejora de la
coordinación muscular, hacia la hipertrofia o hacia ambas?
•
¿Se ha de efectuar el entrenamiento de la fuerza en relación con secuencias
motoras específicas de la disciplina?
Entrenamiento
dinámico o auxotónico
El
entrenamiento de la fuerza dinámico se
menciona a menudo en la literatura especializada como entrenamiento
de la fuerza isotónico. Sin embargo
aquí renunciamos a esta denominación, pues en la práctica no existe un
entrenamiento isotónico puro. En el entrenamiento deportivo de la fuerza se
trabaja con formas mixtas de contracción muscular, que incluyen porcentajes
isotónicos e isométricos, formas por tanto auxotónicas.
El
entrenamiento de la fuerza dinámico se
subdivide en entrenamiento de la fuerza dinámico positiva y dinámico negativo:
•
Entrenamiento de la fuerza dinámico positivo de superación, concéntrico, de acortamiento, de
aceleración.
•
Entrenamiento de la fuerza dinámico negativo =
de aflojamiento = excéntrico = de frenado = de retardo.
Entrenamiento
dinámico positivo (entrenamiento concéntrico).
Para
este tipo de entrenamiento, el más corriente en la práctica deportiva, se
produce un desarrollo de la fuerza asociado a un acortamiento muscular, de
acuerdo con la fórmula “trabajo = fuerza (kp) × espacio (m)”.
Inconvenientes
del entrenamiento dinámico positivo
•
Los estímulos de entrenamiento se mantienen a menudo por debajo del umbral, pues
la fuerza aplicable durante el movimiento tiene que orientarse en función de la
fuerza disponible en el transcurso de dicho movimiento, y la contracción
necesaria de la musculatura no se puede mantener el tiempo suficiente para
poner en marcha las reacciones químicas que requieren los procesos de
musculación.
Métodos
del entrenamiento dinámico positivo
Con
el fin de evitar malentendidos, hemos de señalar desde un principio que por “entrenamiento
dinámico positivo” entendemos la prioridad del componente de superación dentro
de un movimiento: por ejemplo, en el ejercicio de la plancha, la extensión del
brazo levantando el tronco del suelo constituye el “movimiento crítico”; el descenso
siguiente sólo sirve para efectuar nuevas acciones dinámicas positivas. Otro
ejemplo: flexión de la rodilla en ambas piernas (componente dinámico negativo)
como preparación para una extensión de la rodilla con una pierna (componente
dinámico positivo). Queda claro que en estos movimientos el factor limitador
del rendimiento es su componente “de superación”, pues la fuerza dinámica
negativa, es siempre mayor que la dinámica positiva y sólo se puede entrenar en
la forma “típica”, “excéntrica”. Mediante cargas supramáximas.
Atención.
RM = repeticiones máximas. Una carga (de peso) se escoge de
tal modo que permita como máximo un número determinado de repeticiones
|
Como
norma general creemos que en el actual deporte de elite resulta indispensable
un entrenamiento de la fuerza durante todo el año, pero también, en
condiciones distintas, en el deporte popular.
|
1. Métodos americanos
clásicos
a) Las “superseries”
La
superserie “de los antagonistas”. Con este método se entrena primero el
agonista e inmediatamente después el antagonista.
Ejemplo.
A una serie de ejercicios que entrenan el tríceps braquial
(extensor del brazo), por ejemplo, mediante planchas, le siguen una serie de
ejercicios que entrenan sus antagonistas, el bíceps braquial (flexor del
brazo), por ejemplo, mediante tracciones de escalada.
b) Las series “quemadoras”
Este
método consiste en efectuar diez repeticiones (número máximo que permite el peso
elegido) de un determinado ejercicio hasta el agotamiento, para continuar con cinco
o seis repeticiones con movimientos parciales (fragmentos de la secuencia
motora precedente). Después de esta serie de cargas se crea en el músculo la
sensación subjetiva de una “quemazón”.
Ejemplo.
Diez flexiones de brazo máximas con la barra (haltera; desde
la extensión hacia la flexión del brazo) y después otras cinco o seis
flexiones, si bien comenzando desde una flexión en ángulo recto (con lo cual el
movimiento acorta su amplitud y evita el ángulo inicial, menos favorable). Este
ejercicio sirve también para entrenar el aumento de sección transversa del
músculo, y es especialmente eficaz en el ámbito del brazo.
c) Las series “forzadas”
Con
este método se trata de realizar una serie máxima de diez, seguida de otras
tres o cuatro repeticiones. Aquí un compañero apoya el movimiento permitiendo
que se realicen estas repeticiones añadidas.
Ejemplo.
Extensión de la rodilla a partir de la flexión con ayuda de
elevación final del compañero.
Este
método sirve, al igual que el precedente, para fortalecer la voluntad,
permitiendo además al deportista soportar un trabajo de fuerza grande durante
un período de tiempo prolongado: el músculo adquiere la capacidad de trabajar
incluso en condiciones de acidosis máxima (a través de los mecanismos de
adaptación de las enzimas).
También
este ejercicio es indicado para desarrollar una hipertrofia muscular, y es especialmente
eficaz en el ámbito del brazo.
d) Series “de superbombeo”
Este
método se aplica sobre todo en el ámbito del culturismo. Consiste en realizar
entre 15 y 18 series con el mismo movimiento. Con intensidad máxima no se
realizan más de dos o tres repeticiones por serie, con una pausa de sólo 15
segundos entre una serie y otra. Este método sólo resulta apropiado para las
extremidades superiores; su utilización no es imaginable para las grandes masas
musculares de las piernas o de la espalda. Sirve como entrenamiento de
hipertrofia muscular en deportistas avanzados en modalidades de fuerza.
e) Series “de engaño” o “facilitadas”
Con
este método el inicio del movimiento se facilita mediante movimientos suplementarios.
De esta forma el deportista domina pesos que en otras circunstancias le
resultarían imposibles. Además, las contracciones elevadas inciden sobre el
músculo durante un período de tiempo prolongado, lo que favorece el aumento de
masa muscular.
Ejemplo. Entrenamiento
del bíceps con haltera en postura de pie con “empuje de ayuda” inicial del
tronco (mediante retroceso brusco de la parte superior del cuerpo).
Atención.
Hemos de procurar, sobre todo si trabajamos con principiantes,
que los movimientos suplementarios del tronco no deriven hacia una
hiperlordosis de la columna vertebral, con sus efectos negativos sobre los
discos intervertebrales y las pequeñas articulaciones vertebrales.
f)
El método de masa muscular
En
este método se efectúan tres series con cinco o seis repeticiones máximas.
Resulta especialmente apropiado para desarrollar la musculatura de la espalda y
de las piernas.
g) Método de la progresión “doble”
Este
método transcurre en dos etapas: en la primera la carga (p. ej., el peso de las
halteras) se mantiene constante, y se aumenta el número de repeticiones. En la
segunda fase se reduce el número de repeticiones para aumentar la carga (el
peso).
Este
método resulta apropiado para fortalecer la musculatura de la espalda y de las
piernas, pero menos para el desarrollo de extensores y flexores de los brazos.
2.
Método de contrastes
El
método de contrastes –conocido también como “método búlgaro” por el país donde
se comenzó a aplicar– intenta, como su nombre indica, transmitir al sistema
neuromuscular estímulos de entrenamiento nuevos, inhabituales y por tanto de la
máxima eficacia, mediante aplicaciones de fuerza completamente opuestas. El
contraste puede darse en la sucesión de ejercicios opuestos dentro de una
sesión de entrenamiento o bien dentro de una serie aislada. Así pues,
distinguimos en principio dos variantes principales, a saber, el método de
contraste dentro de una sesión de entrenamiento y el método de contraste dentro
de una serie.
Ambas variantes presentan un abanico de
subvariantes.
El
objetivo de los diversos métodos de contraste es prevenir
la
monotonía de cada uno de los diferentes métodos
habituales,
y de esta forma el riesgo de un estancamiento
en el desarrollo de la fuerza.
representada en la siguiente figura
|
a
3.
El método de la “carga decreciente”
Comparado
con el “entrenamiento en pirámide” el método de la “carga decreciente tiene la
ventaja de que las cargas máximas se efectúan en estado de recuperación, mientras
que las submáximas –y aquí radica su efecto especial– se efectúan en estado de
fatiga del músculo, hasta el agotamiento completo. De esta forma se consigue una
mejora pronunciada de la coordinación intramuscular y se aplica además un
fuerte estímulo de hipertrofia.
El
método de la “carga decreciente” se utiliza en dos variantes principales
a) Con carga decreciente y número de repeticiones variable
En
este método comenzamos con una serie de una repetición (95 %). Siguen nuevas series
que, con peso decreciente, van aumentando el número de repeticiones.
b) Con carga decreciente y número de repeticiones constante
Esta
variante de la “carga decreciente”, extraordinariamente eficaz, que supone una
carga plena para el músculo, se caracteriza por tener un número de repeticiones
constante y un descenso progresivo de la carga dentro de la misma serie.
4.
El método de la “pirámide dentro de la serie”
Al
igual que el precedente, este método se caracteriza por un cambio de carga por
variación del número de repeticiones.
Ejemplo.
Tres repeticiones al 50 %, dos al 60 %, una al 70 %, dos al 60
%, y tres al 50 % en sucesión inmediata (dentro de una serie). Este método
resulta apropiado para aumentar la masa muscular y mejorar la coordinación
intramuscular.
Métodos
para el entrenamiento de la fuerza rápida
La
magnitud decisiva para el desarrollo de la fuerza rápida es el desarrollo específico
de las fibras II b las más rápidas en llegar al máximo de contracción, que
generan además más fuerza que los demás tipos de fibras.
La
fuerza rápida depende de la coordinación
intermuscular, pero también, y en mayor medida, de la coordinación
intramuscular, de la velocidad de
contracción y de la fuerza
de contracción de las fibras musculares activadas.
Métodos
para el entrenamiento de la resistencia de la fuerza
El
entrenamiento de la fuerza máxima desempeña un papel fundamental también en el entrenamiento
de la resistencia de la fuerza: si las resistencias de carga son elevadas (superiores
al 50 % de la fuerza máxima individual) el nivel de fuerza máxima será el criterio
decisivo para establecer el número de repeticiones posibles; dado que todo
trabajo muscular con intensidad elevada moviliza exclusivamente el suministro
energético anaeróbico (en el ámbito del 50 % de la contracción máxima se produce
ya una oclusión completa de los vasos arteriales y, por tanto, una interrupción
del aporte de oxígeno y sustrato), la fuerza de contracción de un perímetro
muscular mayor exige una carga menor de cada fibra muscular –con lo cual su
capacidad anaeróbica no se agota tan rápidamente–, permitiendo así un tiempo mayor
de contracción del músculo en su conjunto.
Principios
básicos para la utilización de los diferentes métodos y contenidos de
entrenamiento.
Eficacia
La
eficacia de un ejercicio debe evaluarse en función de la rapidez del aumento del
rendimiento y de las condiciones de transferencia a los ejercicios de competición.
En este sentido observamos que existen, por una parte, ejercicios que mejoran rápidamente
los valores de fuerza, pero cuya eficacia resulta relativa, pues su
transformación en ejercicios de competición se produce sólo en escasa medida
(p. ej., flexión en apoyo sobre las barras paralelas como ejercicio del tríceps
para lanzadores de peso); por otra parte, existen ejercicios (p. ej., empuje en
decúbito supino, con la espalda apoyada en el banco inclinado, igualmente como
ejercicio del tríceps para el lanzamiento de peso) que proporcionan valores de
fuerza difícilmente modificables, pero que inciden, si su ejecución se
perfecciona, en muchos sentidos sobre el rendimiento del ejercicio de
competición .
Especificidad
Un
nivel de eficacia alto y una transferencia positiva a la competición sólo se
consiguen mediante un entrenamiento específico de la fuerza, que debe ir
precedido de un entrenamiento general, de consolidación.
En
este sentido, la especificidad del entrenamiento de la fuerza depende de una
serie de factores bastante variados.
Entrenamiento
de la fuerza en las edades infantil y
juvenil.
Un
entrenamiento de la fuerza adecuado a niños y a jóvenes desempeña un papel importante
dentro de una formación física general y multilateral.
Importancia
del entrenamiento de la fuerza en las edades infantil y juvenil
El
valor general del trabajo de fuerza realizado en la edad infantil, ya sea integrado
en el entrenamiento o como tarea añadida (“deberes”), proviene de una serie de
necesidades de muy distinto cuño:
1.
Dependiendo de las diferentes estadísticas, entre un 50 y un 65 % de nuestros
alumnos presentan en la actualidad debilidades corporales. Como, evidentemente,
la escuela no es capaz de compensar en la clase de educación física el déficit
de fuerza (no sólo de la musculatura del tronco, sino también de las extremidades)
originado por la carencia crónica de movimiento, el club deportivo –p. ej., el
club de fútbol– tiene que hacerse cargo de esta tarea. Para ello se necesita, en
la medida de lo posible, la colaboración con la escuela.
En
efecto, la asistencia de los niños al club alcanza su punto álgido entre los 6
y 8 años de edad, y esta etapa es la que acusa en mayor medida la obligación de
permanecer sentados impuesta por la escuela (no sólo en clase, sino también
haciendo los deberes en casa): en los dos primeros años escolares las
debilidades posturales aumentan un 70 %; en el mismo período, el porcentaje de
niños obesos (con sobre peso) pasa de un 3 % a más de un 20 %. Inversamente, al
aumentar la adiposidad, desciende la capacidad de rendimiento deportivo, sobre
todo en los ámbitos donde se solicita la fuerza muscular, la velocidad y la
resistencia general.
Por
ello resulta absolutamente necesario un entrenamiento de la fuerza selectivo y
adecuado a la edad, en el sentido de una profilaxis postural y de la mejora de
la capacidad de rendimiento deportivo.
Por
una serie de motivos (las horas de educación física son pocas, el número de
niños suele ser grande y la formación deportiva de los maestros presenta aún
demasiadas carencias; una estadística reciente da la cifra de casi un 90 % de
maestros sin ningún tipo de formación para esta asignatura, que imparten sin
embargo por obligación) la escuela –en nuestro caso la escuela primaria– es incapaz
de prevenir estas carencias generales de la fuerza, e incluso las acentúa; los
clubes deberían, por tanto, ocuparse de superar estas debilidades con el
correspondiente plan de entrenamiento.
Interesa
señalar también que los alumnos más débiles, no entrenados, mejoran en gran
medida con la ayuda de un entrenamiento dosificado de la fuerza. Con un coste relativamente
escaso se puede obtener una mejora enorme del rendimiento: con un entrenamiento
de 8 semanas (tres veces 20 minutos a la semana), consiguió un descenso del
déficit de fuerza de
entre el 15,4 % y el 74,3 %.
2.
En la época de los estirones del crecimiento infantil el aparato locomotor es
especialmente sensible a los estímulos de entrenamiento.
En
estas “fases sensibles” el
aparato locomotor infantil reacciona de forma particularmente favorable ante los
estímulos del entrenamiento de la fuerza. El entrenador debería aprovechar esta
circunstancia, no sólo por motivos de optimización del rendimiento momentáneo,
sino también por la mejora de los fundamentos generales para el posterior
desarrollo.
Como
muestran numerosos estudios, los niños que entrenan, por ejemplo, la fuerza
rápida regularmente, o de forma intensa pero pronunciada (“en bloque”),
consiguen progresos considerables frente a los grupos de control que no entrenan.
A
esto se añade la constatación de una mejora abrupta del comportamiento motor en
los niños en paralelo con el aumento de la fuerza en todas las modalidades: la
fuerza adquirida permite movimientos más dinámicos, fluidos y precisos. Así
pues, un entrenamiento de la fuerza regular y adecuado a los niños desarrolla unas
condiciones que incidirán por múltiples vías sobre la mejora de la capacidad general
de rendimiento deportivo.
3.
Un entrenamiento exclusivamente específico de la modalidad, sólo con formas de
carga típicas de la modalidad, provoca una carga muscular unilateral. Algunos grupos
musculares se entrenan con gran intensidad (p. ej., la musculatura de carrera y
salto de las piernas), mientras que otros ámbitos musculares se descuidan lamentablemente
(p. ej., la musculatura de los hombros o del tronco). De esta forma pueden
producirse desequilibrios musculares ya en la edad infantil (se observan de hecho
con mucha frecuencia), que obstaculizan el posterior desarrollo del rendimiento
favoreciendo las lesiones musculares.
El
entrenador de deporte de base tiene que plantear un entrenamiento
complementario selectivo.
Ocurre
a menudo que niños y jóvenes no alcanzan su capacidad de rendimiento
potencial en el deporte por la única razón de que los estímulos de desarrollo
aplicados sobre el aparato postural y locomotor fueron en su momento insuficientes
o demasiado unilaterales.
|
Para
reconocer a su debido tiempo una debilidad postural progresiva en la práctica
de entrenamiento y en la escuela, y para evitar el posterior desarrollo de ese
daño postural (alteraciones irreversibles en el aparato de sustentación
pasivo), los llamados “tests mínimos” han demostrado un alto grado de eficacia.
Los niños o jóvenes incapaces de producir estos rendimientos deberían recibir
un apoyo especial mediante el correspondiente entrenamiento de la fuerza
(entrenamiento de musculación).
Riesgos del entrenamiento de la fuerza en las
edades infantil y juvenil.
Para
desarrollar la fuerza hemos de prestar atención a las particularidades del
organismo en crecimiento: la estructura ósea del niño y del joven es más
elástica por presentar menos acumulaciones de calcio, pero por este mismo motivo
es menos resistente a la presión y la torsión.
Como
consecuencia, el aparato locomotor pasivo presenta una capacidad de carga reducida
en comparación con el adulto –la osificación del sistema esquelético no está
cerrada hasta un momento situado entre los 17 y los 20 años de vida.
No
obstante, en el aparato locomotor pasivo se puede provocar también, mediante efectos
de tracción y de presión debidos a la actividad muscular, estímulos formativos y,
por tanto, síntomas de adaptación, visibles en la estructura ósea (capa
cortical más gruesa, huesos más anchos, orientación de las trabéculas de la
esponjosa de acuerdo con las líneas de presión y de tracción) y en la mayor
resistencia del tejido conjuntivo frente a la tracción, entre otros síntomas.
Dado
que el entrenamiento de la fuerza, por la acción de los mecanismos reguladores
de la fatiga, apenas produce sobre entrenamiento en la musculatura, no hay que
temer daños en ésta debidos a entrenamiento forzado. Así pues, los daños
originados por el deporte en el aparato locomotor se limitan casi
exclusivamente a la parte pasiva.
Para
evitar daños en el aparato locomotor deben tenerse en cuenta las siguientes
indicaciones acerca del entrenamiento de la fuerza en niños y jóvenes.
Métodos
y contenidos del entrenamiento de la fuerza en las diferentes etapas de la edad
infantil
Entrenamiento de la fuerza en las edades preescolar, escolar
temprana y escolar tardía
• Edad preescolar
En
la edad preescolar el entrenamiento de la fuerza en su
sentido estricto no resulta indicado. En esta edad se trata principalmente de
encauzar de una forma útil la pulsión por el movimiento, normal en los niños,
hacia un desarrollo general variado y extenso del aparato locomotor activo y
pasivo, generando estímulos suficientes para el crecimiento óseo y el
desarrollo de los músculos.
Para
esta edad consideramos apropiada sobre todo la gimnasia
de obstáculos en lugares de escalada, con pirámides de
cuerda, aparatos de apoyo, de suspensión, de tracción y similares, que resulten
adecuados a cada nivel de fuerza y soliciten de múltiples maneras los
diferentes grupos musculares.
• Edad escolar
temprana
(Entre
6 y 10 años)
En
la edad escolar temprana se sitúa en un primer plano el fortalecimiento lúdico,
variado, ameno y armónico (bilateral) del aparato locomotor y de sustentación.
No
obstante, se puede encauzar ya de forma selectiva la pulsión que los niños sienten
por el movimiento, todavía muy pronunciada, hacia un entrenamiento de la fuerza
adecuado a la edad.
Los
estudios de Crasselt/Israel/Richter (1984, 425) muestran claramente que el desarrollo
de la fuerza de salto presenta sus mayores tasas de crecimiento en las edades
infantil y juvenil.
Con
un entrenamiento específico de la fuerza rápida el aumento debido al
crecimiento se puede mejorar a su vez de forma sustancial. En los estudios de
Diekmann/Letzelter (1987, 284) se observa también que el entrenamiento de las
cualidades de fuerza rápida es especialmente favorable ya en la edad de la
escuela primaria.
Con
un entrenamiento realizado durante 12 semanas, con dos sesiones semanales
(30-35 minutos) se consiguieron aumentos del rendimiento significativos en el
grupo de entrenamiento en todas las versiones de la fuerza rápida (fuerza de
salto, fuerza de lanzamiento, fuerza de esprint; aquí las tasas de aumento se
deben exclusivamente al crecimiento corporal).
Steinmann
obtuvo resultados con alumnos de entre 11 y 14 años. Con un entrenamiento en
circuito realizado una vez a la semana durante 8 semanas se obtenían ya mejoras
considerables del rendimiento en todos los ámbitos de la fuerza.
Tanto
la fuerza máxima como la fuerza rápida muestran un ascenso de rendimiento
significativo. Sin embargo, llama la atención el hecho de que con dos sesiones
de entrenamiento por semana los porcentajes de aumento lleguen casi a
duplicarse.
La
mejora de rendimiento en la fuerza de salto horizontal y vertical.
Dado
que los niños más jóvenes no pueden concentrarse durante largo tiempo en una
tarea, el entrenamiento en circuito, ha
demostrado una especial eficacia en esta edad: se
satisface la necesidad infantil de rendimientos
aislados a corto plazo y se garantiza una buena formación
general del sistema muscular.
El
método del entrenamiento en circuito está indicado en todo el período juvenil
para incrementar el rendimiento, tanto en el ámbito de la fuerza y la resistencia
de la fuerza como en el de la fuerza rápida.
La
ventaja de este método radica en la posibilidad de una organización amena y
variada dependiendo de la capacidad de rendimiento individual. Además se puede mantener
un buen control de los progresos en el rendimiento, lo que incide favorablemente
sobre la motivación de los niños.
En
esta edad, el tiempo de carga apenas debería superar los 20 segundos, con un
descanso de 40 segundos de duración (la relación entre carga y pausa debería
situarse en torno a 1 : 2). Se debería recorrer un número aproximado de cinco o
siete estaciones. La velocidad de realización sería la mayor posible.
La
siguiente sucesión de estaciones es un ejemplo de circuito de fortalecimiento general
con aparatos, apropiado para los niños.
Velocidad
La
velocidad es una de las principales formas de trabajo motor que, al igual que
la flexibilidad, se puede clasificar entre las capacidades condicionales
–resistencia y fuerza– y también entre las capacidades coordinativas.
|
Velocidad
es la capacidad para efectuar acciones motoras en un tiempo mínimo, determinado
por las condiciones dadas, sobre una base doble: la movilidad de los procesos
en el sistema neuromuscular y la capacidad de la musculatura para desarrollar
fuerza.
|
Es la capacidad de realizar
acciones motrices, gestos o movimientos lo más rápido posible y en el menor tiempo posible.
Para ser veloz debe durar poco
tiempo, no producir fatiga y debe poder superar resistencias no demasiado
grandes.
Tipos de
velocidad
La
velocidad en el deporte se manifiesta de diferentes formas.
Como
formas puras de la velocidad se identifican las
siguientes:




Entre
las formas complejas de
velocidad figuran las siguientes:



Así pues, la velocidad motora es una capacidad
psíquica, cognitiva, coordinativa y condicional, sometida a magnitudes de
influjo genéticas, de aprendizaje y desarrollo, sensoriales-cognitivas-psíquicas,
neuronales y musculo tendinosas.
Fundamentos
anatomo-fisiológicos del entrenamiento de la velocidad
La
velocidad, como factor de rendimiento psicofísico complejo, depende de
diferentes condiciones anatómicas y fisiológicas; el papel determinante para el
rendimiento lo desempeñan sobre todo los componentes coordinativos y condicionales.
La
figura 277 presenta una visión global resumida de las magnitudes de influjo que
actúan sobre la rapidez motora.
A
continuación describiremos los más importantes de estos factores.
Tipo de
musculatura
La
velocidad de contracción de un músculo depende en gran medida de su porcentaje
de fibras musculares de contracción rápida, denominadas fibras FT o de tipo II.
Los es-tudios sobre biopsias (muestras de tejido muscular obtenidas con una
aguja especial) indican que el porcentaje de musculatura de contracción rápida
es directamente proporcional a la velocidad de los movimientos
Un
deportista con un porcentaje de más del 50 % de fibra muscular de
contracción rápida presenta, en todos
los ámbitos de velocidad, una fuerza de aceleración mayor que la de otro
deportista con un porcentaje menor.
Bioquímica
de la musculatura
La
velocidad máxima del deportista depende en gran medida de la cuantía y del tipo
de las reservas de energía en la musculatura de trabajo (piernas), y de su
velocidad de movilización posible.
La
velocidad máxima desciende al aumentar la duración de la carrera, pues los
diferentes productos energéticos permiten una tasa diferente de flujo
energético (liberación de energía por unidad de tiempo).
Elasticidad
y capacidad de estiramiento y relajación de la musculatura
Si
la elasticidad y la capacidad de estiramiento y relajación de los músculos son
insuficientes, se produce una reducción de la amplitud del movimiento, así como
una merma de la interacción coordinativa, pues los músculos que se contraen
(agonistas) durante el movimiento tienen que superar una resistencia mayor de
los antagonistas. Estas secuencias motoras inhibidas por el rozamiento interno
no sólo exigen un gasto energético mayor y menos eficaz, sino que reducen en
poco tiempo la velocidad de los movimientos.
Estado
de calentamiento de la musculatura
Una
frecuencia de movimientos elevada y un desarrollo de la fuerza intenso
requieren un estado de calentamiento óptimo. El calentamiento reduce el
rozamiento interno (viscosidad) e incrementa la capacidad de estiramiento y la
elasticidad, y por otra parte aumenta la velocidad de transmisión del sistema
nervioso, mejorando así la capacidad de reacción y los procesos de regulación;
todas las reacciones bioquímicas transcurren de acuerdo con la regla RVT (regla
de reacción-velocidad-temperatura), en un nivel óptimo de temperatura y hasta
un 20 % más rápidas.
Fatiga
Con
la fatiga muscular se produce una pérdida más o menos pronunciada de las
reservas energéticas y una creciente acidificación de la musculatura,
comunicada en dirección central a la corteza cerebral a través de las vías de conducción
sensoriales. Estos impulsos que discurren en dirección al cerebro provocan una
inhibición de los centros responsables de la regulación motora; el efecto es
una reducción del número y la frecuencia de las descargas de las motoneuronas.
Magnitudes
de influjo antropométricas
La
variabilidad de la amplitud y la frecuencia de la zancada es tan grande que la
influencia de la estatura o
de las condiciones de palanca no se puede
considerar decisiva sobre este parámetro. A modo de resumen enumeramos los resultados
que obtienen Letzelter y cols. (1979,
299 s.):
•
En términos absolutos, los hombres, por su mayor estatura, superan
significativamente a las mujeres en cuanto a la amplitud de la zancada.
•
En relación con la estatura, hombres y mujeres corren con zancadas
de amplitud aproximadamente igual; esto vale para corredores y corredoras más
rápidos y más lentos.
Influjos
psíquicos
La
capacidad de esprint está sometida, como ya hemos mencionado, a un influjo sustancial
sobre la capacidad de coordinación, esto es, de los procesos neuromusculares de
regulación. Si esta capacidad de coordinación está desarrollada de forma
insuficiente, puede producirse, en determinadas condiciones, un trastorno de la
regulación nerviosa central. En este contexto se puede entender que un
esprinter más débil, en el momento en que le adelantan, no sólo se quede atrás,
sino que pierda velocidad. Su capacidad de coordinación se derrumba en el
momento de la mayor exigencia.
Métodos
y contenidos para mejorar las características determinantes de la velocidad.
Para
elegir los ejercicios físicos y técnico-motores utilizados en el entrenamiento,
interesa analizar y evaluar el grado en que una serie de componentes, decisivos
para el rendimiento e independientes entre sí, influye sobre el rendimiento
deportivo-motor complejo.
El
análisis funcional de los componentes de la velocidad decisivos para el
rendimiento en los 100 m da como resultado, según Ballreich (1969, 145), que la
velocidad de reacción y la resistencia de la velocidad no son relevantes para
el rendimiento, pero que sí lo son, y en gran medida, la capacidad de
aceleración y la velocidad máxima (velocidad de acción / coordinación rápida).
Entrenamiento
de la velocidad de reacción
En
la escala de valoración general de las características determinantes de la
velocidad, a la velocidad de reacción le corresponde una importancia muy
relativa, y su entrenabilidad se mueve dentro de límites muy estrechos; no obstante,
se debería entrenar de forma suficiente, en relación con el trabajo de
aceleración. Como contenidos de entrenamiento
sirven ejercicios de arranque y reacción desde las diferentes posiciones de
partida, juegos menores, relevos con reacción rápida y salidas específicas de
la competición.
Entrenamiento
de la aceleración de salida
La
fuerza específica y sus subcategorías, la fuerza rápida específica, decisiva
para el movimiento de carrera, determina, junto a la técnica de salida y de
carrera, el grado de aceleración y la longitud del tramo de aceleración.
Así
pues, su entrenamiento reviste la máxima importancia.
|
Métodos
y contenidos para mejorar la capacidad de aceleración
Requisito
general de la configuración de la carga es la adaptación de la longitud del
recorrido a las circunstancias de la temporada y a las circunstancias dependientes
del rendimiento.
Para
aumentar las exigencias de aceleración se ha de buscar una prolongación gradual
de los recorridos a lo largo del año. Las longitudes del recorrido deben
situarse entre 10 y 60 m, dependiendo del nivel de rendimiento.
Configuración de las pausas
Interesa
respetar los tiempos de pausa necesarios para la restitución de los fosfatos
ricos en energía.
Para
evitar cargas lácticas –que serían un objetivo no deseado en el entrenamiento
de la aceleración–, la longitud de las pausas debería configurarse
estableciendo un minuto de pausa como mínimo por cada 10 m de recorrido de
aceleración efectuado. En rendimientos de aceleración máximos, el descanso
debería ser incluso algo más largo.
Desde
el punto de vista psíquico, el entrenamiento de las capacidades de reacción y
de aceleración exige un grado máximo de atención, concentración, motivación y “fuerza
de empuje de la voluntad”. Además, el entrenamiento sólo tiene sentido en un
estado de recuperación, pues los rendimientos de aceleración máximos plantean exigencias
máximas al sistema neuromuscular, y un entrenamiento en estado de fatiga
conlleva el riesgo de consolidar un estereotipo motor de escaso valor
cualitativo.
Entrenamiento
de la velocidad y componentes de la carga.
La
dosificación correcta de los componentes de la carga desempeña el papel
decisivo para que un entrenamiento de la velocidad según el método de
repeticiones sea eficaz.
Intensidad
del estímulo
La
intensidad del ejercicio tiene que determinarse de
forma que se alcancen sus intensidades elevadas y máximos necesarios para el
desarrollo de la velocidad. No obstante, hemos de tener en cuenta los riesgos
asociados a la utilización de velocidades máximas (formación de una barrera de
la velocidad)
Densidad
del estímulo
La
densidad del estímulo –que define la relación temporal entre fases de carga y
fases de recuperación– debería configurarse de forma idónea para el individuo.
Dado que la eficacia del trabajo de la velocidad sólo está garantizada en
estado de recuperación, resulta crucial una desviación suficiente de las fases
de recuperación. Estos tiempos deben ocuparse de forma activa, con marcha o
trote ligero, para mantener el sistema neuromuscular en un nivel de excitación
suficientemente alto. La duración de la recuperación se tiene que adaptar a las
necesidades de cada caso individual. No tiene sentido conceder los mismos tiempos
de recuperación a deportistas con capacidades de recuperación diferentes; la
capacidad de recuperación depende no sólo de factores individuales, sino
también, sobre todo, de la composición de las fibras musculares y de la calidad
de la resistencia de base: los deportistas mejor entrenados o predispuestos
necesitan descansos de recuperación menores, y los menos entrenados, tiempos
mayores.
Duración
del estímulo
La
duración del estímulo –la noción se refiere al tiempo de incidencia de un
estímulo aislado o de una serie de estímulos– se debería elegir de forma
óptima, esto es, de acuerdo con la capacidad de rendimiento individual.
La
duración del ejercicio o la longitud del recorrido
se deben plantear de modo que al final del ejercicio la velocidad no descienda
como consecuencia de la aparición de la fatiga.
Volumen
del estímulo
El
volumen del estímulo –nos referimos a la duración y el número de los estímulos
por cada sesión de entrenamiento– se orienta, al igual que los parámetros
precedentes, en función de las facultades de rendimiento del deportista: para
un esprinter no debería superar, como norma general, un número de repeticiones
de entre cinco y diez, y en los deportistas de elite, un número de entre tres y
cinco series de tres repeticiones cada una (20-30 m por cada repetición) en
cada sesión de entrenamiento.
Entre
las carreras resulta suficiente una pausa de recuperación de entre 1 y 3
minutos, y después de una serie se debería ubicar una pausa (activa) más
prolongada, de unos 10 minutos, pues de no ser así podemos crear una intensa
fatiga al deportista, debida al efecto acumulativo ya mencionado.
Frecuencia
de entrenamiento
La
frecuencia de entrenamiento –con este término aludimosal número de sesiones de
entrenamiento por día o por semana– desempeña asimismo un papel importante para
el desarrollo de la velocidad.
El
esprinter sólo debería efectuar, como ya hemos mencionado, un entrenamiento
complejo de la velocidad con carga máxima una vez por semana. Lo mismo vale
para un entrenamiento de la resistencia de la velocidad. Para planes de
entrenamiento detallados.
Por
el contrario, ciertos aspectos parciales del entrenamiento de la velocidad
deberían incorporarse de cualquier forma al plan de entrenamiento diario.
Organización
de los componentes de la carga (con ayuda de mediciones de lactato y de amoníaco)
La
organización del entrenamiento condiciona la gestión de los objetivos de
entrenamiento, la planificación, la realización y los factores del
entrenamiento, así como el rendimiento de competición.
De
entre las múltiples posibilidades de organización mencionaremos en este punto
sólo dos ejemplos sobre la organización de los siguientes componentes de la
carga: volumen/densidad del estímulo e intensidad del estímulo.
Para
el ámbito del esprint interesan sobre todo, dentro de cada sesión,
procedimientos bioquímicos que objetiven los efectos del entrenamiento sobre el
organismo y garanticen un nivel óptimo en la intensidad de la carga y en la
configuración de las pausas.
• Análisis del lactato
En
el entrenamiento del esprint puede producirse, por un número excesivo de
repeticiones o de series o por distancias demasiado largas y pausas
insuficientes, una fatiga acumulativa que merma la eficacia del entrenamiento.
La
medición del lactato permite un registro suficientemente preciso del “estado de
carga y de fatiga” del deportista, y nos ofrece una serie de datos sobre
posibles cambios necesarios en cualquier régimen de entrenamiento (descansos más
largos, menos repeticiones, y similares).
• Mediciones del
amoníaco
el
análisis del amoníaco aporta indicios importantes para valorar la intensidad de
carrera correcta a través de una información indirecta: el metabolismo de
fosfatos ricos en energía.
Los
estudios de Schlicht y cols. (1990,
85) Muestran que la valoración de la carga individual en carreras de hasta 400
m no se refleja de forma suficientemente detallada con mediciones del lactato.
Sólo la medición del amoníaco en la sangre refleja el grado en que el
entrenamiento carga las fibras
IIb,
de contracción rápida y decisiva para el esprint.
El
problema de la barrera de la velocidad
El
problema de la barrera de la velocidad (estabilización de la velocidad de movimientos)
lo interpretó Osolin (1970, 979) en el sentido de que el proceso del
entrenamiento no plantea exigencias nuevas y mayores al organismo del
deportista, a sus cualidades físicas y mentales. En su opinión, la utilización
prolongada de los mismos contenidos, métodos y cargas produce, a través del
mecanismo de la habituación, un estereotipo motor que
dificulta el posterior desarrollo de la (velocidad) o incluso lo imposibilita
Indicaciones
metodológicas sobre el entrenamiento de la velocidad.
Para
optimizar el entrenamiento de la velocidad se deben tener en cuenta las
siguientes indicaciones metodológicas.
•
Se debe comenzar con el entrenamiento de la velocidad en un
momento temprano de la vida (desde la edad escolar temprana), porque en esta
etapa aún se puede influir con relativa facilidad sobre los procesos de
regulación neuromusculares, sobre los programas motores y sobre la estructura
de las fibras musculares.
•
En la consolidación anual y plurianual de los rendimientos deportivos
rige el principio de que el entrenamiento elemental de la velocidad precede
al complejo.
El
entrenamiento de la velocidad complejo sólo consigue su efecto cuando el nivel
de velocidad elemental se ha consolidado con la calidad requerida en el
futuro.
•
En principio, el entrenamiento de la velocidad debe practicarse
en condiciones óptimas de motivación y de rendimiento. Por ello debe ubicarse
al comienzo de la sesión y efectuarse en estado de recuperación.
|
Entrenamiento de la velocidad en las edades infantil y juvenil
Fundamentos generales
La
velocidad máxima parece estar determinada genéticamente en un marco bastante
estrecho. Israel (1977, 992) considera posible que el asentamiento definitivo
de los fundamentos biológicos de la velocidad se produzca en un momento muy
temprano. Así pues, lo que no se desarrolló a su debido tiempo, no se consigue
posteriormente
Estas
conclusiones destacan la importancia de trabajar este factor físico del
rendimiento en el momento más temprano posible
Como
se podrá ver en los siguientes apartados, en las edades infantil y juvenil se trata sobre todo
de llevar las condiciones elementales de la velocidad –aquí particularmente la
calidad de los procesos neuromusculares de regulación y conducción– hasta un nivel
con perspectiva de futuro, en un momento temprano y de una forma amena.
En
el ámbito infantil y juvenil –sobre todo en la etapa entre los 8 y 16 años– la
elevada plasticidad de la corteza cerebral y la inestabilidad del sistema
nervioso –de origen morfológico– permiten consolidar en las mejores condiciones
los fundamentos en el ámbito de las capacidades de la velocidad
Entrenamiento de la velocidad en la edad preescolar
En
el cuarto año de vida sólo el 30 % de los niños presentan, según Levi-Gorinevskaia
una buena coordinación de los movimientos de brazos y piernas en el desarrollo
de la carrera. Esta cifra aumenta hasta el 70-75 % en el siguiente año de vida,
para superar el 90 % en el sexto año. Así pues, la única opción en esta etapa
es una oferta suficiente de ejercicios variados con un componente de velocidad,
y un asentamiento de los fundamentos coordinativos para las etapas posteriores.
Entre
el quinto y el séptimo año de vida se produce un notable perfeccionamiento de
los movimientos de marcha, que se manifiesta asimismo en una mejora
extraordinariamente rápida de la velocidad de carrera por ello, en este período se recomienda
incrementar la oferta en cuanto a ejercicios de velocidad.
Entrenamiento de la velocidad en la edad escolar temprana
La
frecuencia y la velocidad de los movimientos experimentan su empujón de desarrollo
máximo en la edad escolar temprana la
maduración definitiva, anatómica y funcional, de la corteza cerebral tiene lugar
en esta etapa. Este hecho origina una notable mejora en el ámbito de la
velocidad de reacción y un considerable acortamiento del tiempo de latencia que
le sirve de base tiempo pasa de los
0,50-0,60 s en los niños de 6 y 7 años a los 0,25-0,40 s en los niños de 10
años).
Entrenamiento de la velocidad en la pubescencia
Con
el inicio de la pubertad aparecen cambios psicofísicos profundos, que influyen
también sobre las condiciones y los rendimientos elementales y complejos de la velocidad.
“Durante
la pubescencia el predominio de los procesos de excitación (que sirven de base
a una excelente capacidad de aprender movimientos nuevos) se ve compensado por
un incremento de las funciones inhibidoras.
Entrenamiento de la velocidad en la adolescencia
Se
puede plantear un trabajo sin restricciones de los aspectos físicos y
coordinativos de la velocidad. Los métodos y contenidos de entrenamiento se
corresponden más o menos con los de los adultos, diferenciándose de éstos sólo en
el aspecto cuantitativo.
No
obstante, Stein (1993, 34) sostiene que en esta edad no se deberían utilizar aún
los medios de entrenamiento del deporte de alto rendimiento (carreras con apoyo
o resistencia de tracción pues aquí unos ejercicios de entrenamiento relativamente
sencillos permiten aún crecimientos considerables, y los ejercicios
mencionados, muy específicos, deberían reservarse para el ámbito del alto
rendimiento.
Movilidad o flexibilidad
La
movilidad es la capacidad y cualidad del deportista que le permite efectuar movimientos
de una gran amplitud de recorrido, por sí mismo y bajo el influjo de fuerzas de
apoyo externas, en una o en varias articulaciones.
Tipos de movilidad
Movilidad general
Se
habla de esta cuando ésta se encuentra en un nivel de desarrollo suficiente en
los sistemas articulares más importantes (articulaciones del hombro y de la
cadera, columna vertebral). Se trata, pues, de un criterio relativo, ya que el
asentamiento de dicha movilidad general es mayor o menor dependiendo del nivel
de actividad
(Deportista
aficionado, de alto rendimiento).
Movilidad específica
Cuando
nos referimos a una articulación concreta. Así, por ejemplo, el corredor de
vallas necesita una movilidad pronunciada en la articulación de la cadera.
Movilidad activa
Entendemos
la amplitud de movimiento máxima, en una articulación, que el deportista sea
capaz de conseguir mediante contracción de los agonistas, y el consiguiente y
paralelo estiramiento de los antagonistas.
Movilidad pasiva
Entendemos la amplitud de movimiento
máxima, en una articulación, que el deportista sea capaz de conseguir bajo el
influjo de fuerzas externas (compañero, aparatos), con la sola capacidad de
estiramiento y de relajación de los antagonistas.
Importancia de la movilidad
La
movilidad es un requisito elemental para una ejecución cualitativa y cuantitativamente
buena del movimiento
Su
perfeccionamiento óptimo, adaptado a las exigencias de cada modalidad, actúa positivamente
y de forma compleja sobre el desarrollo de ciertos factores físicos del rendimiento
(p. ej., fuerza, velocidad y otros) y de ciertas capacidades deportivas (p. ej.,
técnicas).
Al
mejorar la movilidad, los ejercicios se pueden practicar con mayor amplitud de
movimiento, con mayor fuerza, velocidad, facilidad, fluidez y expresión.
Fundamentos anatomo-fisiológicos del entrenamiento de la movilidad
La movilidad dependiendo de la estructura articular
Como
ya hemos mencionado al explicar el concepto de movilidad, la movilidad articular
resulta de la forma y la conducción de los huesos que forman la articulación,
esto es, de las superficies articulares; la forma y conducción, al estar determinadas genéticamente pueden presentar
diferencias más o menos marcadas en función de las distintas circunstancias
anatómicas individuales.
La
movilidad articular, al igual que la capacidad de estiramiento, se puede
mejorar –aunque sólo en un grado limitado– mediante entrenamiento intensivo de
la movilidad.
Movilidad y masa muscular
La
masa muscular, cuando se desarrolla de forma extrema en los casos, p. ej., del
levantador de pesas o el culturista puede producir una restricción de la
movilidad puramente mecánica (“no pueden correr de pura fuerza”).
No
obstante, en el acontecer de la vida deportiva una restricción de la flexión como
causa mecánica de una menor movilidad constituye un hecho excepcional.
Movilidad y tono muscular
La
capacidad de estiramiento de la musculatura está limitada por la resistencia al
estiramiento de las estructuras musculares y por el tono y la capacidad de
relajación de los músculos.
Para
el tono muscular y la capacidad de relajación los husos musculares desempeñan
un papel importante: se trata de receptores del estiramiento, que discurren en
paralelo a las fibras musculares.
Movilidad y capacidad de estiramiento muscular
En
el músculo, la resistencia decisiva al estiramiento no la ofrecen los elementos
contráctiles de las fibras musculares su resistencia no aumenta hasta que
aparece la fatiga, esto es, la caída del ATP (ausencia de efecto plastificante)
Movilidad y capacidad de estiramiento de tendones, ligamentos,
cápsulas articulares y piel
La
capacidad de estiramiento del aparato tendinoso, ligamentario y capsular mejora
en un grado muy limitado en comparación con la capacidad de estiramiento de la musculatura.
El hecho se explica por su función estabilizadora de las articulaciones, que va
asociada a un módulo de elasticidad mayor (su capacidad de estiramiento es
sustancialmente menor, debido a la consistencia del material).
Indicaciones metodológicas acerca del stretching
Indicaciones
generales sobre la práctica
Las
ventajas de la práctica del stretching (componente
integrador de cualquier entrenamiento) sólo están garantizadas si efectuamos
cada ejercicio de stretching de
forma correcta desde un punto de vista no sólo formal (adoptar progresivamente
la posición de estiramiento, mantener durante un tiempo, etc.), sino también
funcional, esto es, en correspondencia con las circunstancias anatómicas de las
trayectorias musculares, con su estado funcional momentáneo y con el modo de
trabajo de dichas trayectorias.
Para
ello se necesitan ciertos conocimientos anatómicos y una comprensión bien
desarrollada de los procesos funcionales.
Nuestras
observaciones constataron la presencia de ciertas carencias en este ámbito,
incluso entre los deportistas del más alto nivel (elite nacional). Un mérito particular
de la “gimnasia funcional” de Knebel (1987) consiste en haber puesto de relieve
estas cuestiones, difundiéndolas entre un público extenso.
•
La mejora de la movilidad es un proceso gradual, que necesita varias semanas.
Por tanto, el trabajo de la movilidad debe haberse realizado antes de
comenzar la temporada de competición, y su momento correcto es 6 semanas,
como mínimo, antes de iniciar la pretemporada.
Lo
deseable sería un trabajo diario de la flexibilidad, durante todo el año.
•
El stretching propiamente dicho debería ir precedido de
un trabajo de calentamiento de 5 minutos como mínimo (carrera de
calentamiento).
•
La intensidad del stretching se
debería incrementar en el transcurso del trabajo de estiramiento, evitando
todo estiramiento forzado.
•
Los grupos musculares relevantes para el rendimiento deberían estirarse de
forma alternativa.
•
La posición de estiramiento debería adoptarse de forma lenta y continuada y
mantenerse un tiempo mínimo de 10 segundos, pues en caso contrario no se
provoca el reflejo de estiramiento inverso de los husos tendinosos.
•
Durante el estiramiento la respiración debería ser tranquila y profunda.
El
efecto detonificador del stretching se
refuerza con una respiración regular
y tranquila.
•
Si se dispone de tiempo, el stretching debería
practicarse no sólo antes,
sino también después de
la carga deportiva; de este modo se consigue una recuperación muscular más
rápida, porque el stretching en
la fase posterior a la carga relaja más rápidamente el músculo y elimina más
rápidamente la acidosis en éste.
|
Contenidos del entrenamiento de la movilidad: programa de estiramientos
De
entre el abanico de ejercicios de estiramiento posibles y razonables para una
configuración amena del entrenamiento ofrecemos un programa breve, que se puede
realizar en cualquier sesión, en forma de “deberes para casa” o de “producción
propia”, con los ejercicios llamados
“esenciales”.
Desde el “programa mínimo”, con ejercicios que el deportista “centrado en las
piernas” debería practicar en cada sesión de entrenamiento y antes de cada
competición, hasta el top ten o
los programas todavía más amplios, no se ponen límites a la disponibilidad del
deportista. En cualquier caso, lo más importante es la realización correcta y
regular.
Programa mínimo
El
“programa mínimo” incluye el grado mínimo por debajo del cual no podemos
quedar, el “programa básico” de los grupos musculares esenciales; el programa
de ejercicios amplio incluye una recopilación extensa de ejercicios, que
permite un trabajo ameno de la movilidad. Las siguientes indicaciones,
formuladas brevemente, son válidas para todos los programas.
Entrenamiento de la movilidad en las edades infantil y juvenil
Fundamentos generales
Dado
que la movilidad se entrena mejor cuanto más joven es el deportista, debe prestarse
atención ya en la edad infantil a trabajarla de forma apropiada, en el sentido
de un entrenamiento de mantenimiento. Se trata aquí de mantener la movilidad
infantil mediante ejercicios generales (movilización de la columna vertebral y
de las articulaciones de la cadera y del hombro) y específicos, esto es, propios
de la modalidad, oponiéndose a la progresiva consolidación de los tendones,
ligamentos y cápsulas articula res. Por lo general, este trabajo no se realiza
en una medida suficiente ni en su momento debido.
La
importancia de un entrenamiento de movilidad suficiente en la edad infantil no
radica tanto en mejorar la capacidad de rendimiento motor y en la profilaxis de
las lesiones, tal como ocurre en los adultos (por su grado de elasticidad y su
capacidad de estiramiento aún elevados, los niños pueden realizar esprints,
saltos, etc., “desde la nada”, sin preparación alguna y sin riesgo de
lesionarse), sino en evitar a largo plazo los desequilibrios musculares.
Entrenamiento de la movilidad en la edad preescolar
En
los niños de esta edad, el aparato locomotor activo y pasivo presenta un alto
grado de elasticidad y el endurecimiento
del sistema óseo y articular es aún escaso
La
movilidad del niño en edad preescolar es lo suficientemente buena para no
necesitar ejercicios de mejora, o para responder sólo a tareas de entrenamiento
específicas
Por
ello, el trabajo de la movilidad se plantea sólo en la medida en que este
componente de la capacidad de rendimiento físico se ejercite en el marco de un
entrenamiento multilateral.
Trabajo de la movilidad en la pubescencia
Hacia
el final de la edad escolar tardía se inicia el empujón del crecimiento de la
primera fase puberal. El incremento anual de estatura se sitúa entre los 8 y 10
centímetros
En
este momento, debido a los cambios hormonales (sobre todo por el influjo de las
hormonas sexual y del crecimiento), se produce una reducción de la capacidad de
resistencia mecánica en el aparato locomotor pasivo
El
enorme impulso del crecimiento en sentido longitudinal y la menor capacidad de
carga mecánica del aparato locomotor pasivo tienen consecuencias diversas. Por
una parte, se puede constatar en esta fase un empeoramiento de la movilidad, debido
probablemente al hecho de que la capacidad de estiramiento de músculos y ligamentos
va por detrás del acelerón en el crecimiento longitudinal por ello resulta
absolutamente necesario un trabajo consecuente de la movilidad. Por otra parte,
la menor capacidad de carga mecánica requiere una selección cuidadosa de los contenidos,
la intensidad y el volumen del ejercicio en el entrenamiento de la movilidad.
Entrenamiento de la movilidad en la adolescencia
Después
del empujón del crecimiento en sentido longitudinal, en la adolescencia se
intensifica el crecimiento en anchura, con la consiguiente recuperación de las
proporciones corporales. En las chicas se cierran ya las líneas de crecimiento,
lo que implica una mayor capacidad de carga del aparato locomotor pasivo; en
los chicos disminuye la velocidad de todos los parámetros del crecimiento, en
una transición progresiva entre el joven y el adulto que conduce también a una
mayor tolerancia de la carga física.
Dado
que se va asentando un equilibrio psíquico creciente y una visión del mundo más
intelectual, y que se alcanza más o menos la capacidad de carga psicofísica del
adulto, se va utilizando cada vez más los métodos y contenidos de entrenamiento
de los adultos.
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